La culpa nos da información sobre los resultados de nuestras acciones. Pero esta etiqueta tan mal utilizada nos limita, empobrece emocionalmente y nos aleja de una autoestima correcta. Para eliminar esta etiqueta tan limitante sigue estas pautas.
Usa el sentido común y analiza la responsabilidad que te toca respecto a tus acciones.
Acepta el malestar que implica sentirte “culpable” y no decidas quedarte en ese estado permanente de dolor porque seguro que sabes en tu interior que no es un sentimiento ni proporcionado ni adecuado.
Permítete fallar y no ser el “pegamento emocional” de toda una familia, pareja, empresa o relaciones sociales. Cada cual ha de sentir la responsabilidad de sus palabras, sentimientos o acciones.
No eres perfect@, pero los otros tampoco. Así que lo mejor es que aprendas a darte cuenta de que no puedes hacer feliz a todo el mundo o viceversa.
Hay diferentes tipos de culpa. Distingue entre la “culpa”, llamémosle momentáneamente “productiva”, que te ayuda a mejorar y avanzar de la “improductiva”, que te limita, entristece o baja tu autoestima. No le llames culpa, llámale responsabilidad.
La culpa siempre busca castigo. Así que, mejor hacerte cargo tú, que esperar de otros ataques o infravaloración.
Comunícate de forma honesta. Entiende que las personas luchan por mantenerse en sus razones así que, solo desde una comunicación honesta y empática se llega a soluciones que evitan hablar de culpables.
Analiza si es culpabilidad u otra emoción. A veces se confunde debido a la falta de cariño, sensación de abandono, escasez en la valoración personal, búsqueda de aprobación o ser querid@ incondicionalmente etc.
Háblalo. Reducirás la posibilidad de magnificar esa sensación de culpabilidad hablando de ello. Sostenerlo en la mente o hablarlo con quienes lo potencian hace que la emoción se mantenga y te lastime aún más.
Expresa lo que sientes a las personas indicadas o implicadas en tu emoción. Hazlo sin reproches, con buen tono y buenas formas, con actitud conciliadora. Si las otras personas no lo aceptan por lo menos tú sabrás que has hecho lo correcto: intentar mejorar la situación.
La mejor forma de expresarlo es: “Cada vez que dices o haces … me siento …” “Puede que no te des cuenta, pero cuando hablas de … haces que tome partido o posición hacia … y eso nos distancia”.
Revisa tu forma de pensar sobre ti mism@. Has de darte valor. No esperar de los otros algo que no te das ni tú. Evitarás la frustración y el dolor.
No te autocompadezcas.
Dite que haces lo que en cada momento sabes hacer.
Y proponte mejorar cada día
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